La estrategia más absurda para el éxito (y por qué la mayoría sigue cayendo en ella)
Por Belén Naverán
Resulta que he llegado a la conclusión de que si no tienes haters, tal vez estés haciendo algo mal con tu negocio.
Te explico: supongo que no es una novedad para ti si te digo que vivimos en un mundo obsesionado con la aprobación. Redes sociales llenas de likes, algoritmos diseñados para mostrarnos lo que queremos ver, escuchar, etc.
Y ya ni te cuento, el miedo a decir lo que pensamos por si una pandilla de haters nos hunden en la más absoluta miseria con sus mensajes de odio y desprecio.
Vamos, que ante semejante panorama, parece que el mayor objetivo es gustarle a la mayor cantidad de personas posible. Pero aquí está la paradoja: cuanto más intentas encajar en todas partes, menos memorable te vuelves.
Sino piénsalo: las personas y marcas que realmente han dejado huella no lo hicieron tratando de agradar a todos. Al contrario, se atrevieron a ser diferentes, a polarizar, a hacer exactamente lo que creían.
Como Bob Dylan , quien en sus comienzos en la música, luchó por encontrar su lugar en un mundo que insistía en seguir fórmulas tradicionales. Nadie esperaba que se atreviera a desafiar tanto a los críticos como a sus propios seguidores.
O piensa en Steve Jobs , quien en sus primeros años con Apple fue calificado como un “idealista” obsesionado con la estética y la simplicidad de sus productos. Jobs nunca intentó agradar a todos, y en lugar de eso, trabajó incansablemente para crear algo que él pensaba que cambiaría el mundo, sin preocuparse por si encajaba en las expectativas del mercado.
O en el caso de Quentin Tarantino, un director de cine cuya manera de contar historias y su estilo único fueron criticados en sus inicios. El ignoró a los detractores y siguió haciendo las películas que él quería, con su propia visión, desafiando lo que se esperaba de un director de Hollywood.
Lo que estos tres personajes tienen en común es que no intentaron agradar a todo el mundo, ellos no se preocuparon por ser populares o políticamente correctos. Decidieron seguir su visión, aunque eso significara arriesgarse a ser rechazados. Y, como resultado, cambiaron la música, la tecnología y el cine para siempre.
Y es que todos ellos han demostrado algo crucial en cualquier negocio o emprendimiento: cuando intentas agradar a todos, te conviertes en invisible. La falta de una visión clara o de una identidad definida no solo diluye tu mensaje, sino que también te hace pasar desapercibido en un mar de competencia.
Aunque tu negocio o tu mensaje pueda ser excelente, sin un enfoque claro, simplemente no destacarás. Serás como un grano de arroz en un saco: que por muy diferente que sea, será difícil encontrarlo.
Aquí la conclusión es clara: la verdadera clave del éxito está en conectarse con un grupo de personas que comparten tus valores, tu visión y tu mensaje, no en tratar de complacer a todos. Y al hacerlo, estarás construyendo una audiencia leal que te seguirá por lo que eres y lo que representas.
Si quieres que tu mensaje resuene de manera auténtica y efectiva, sin intentar gustar a todo el mundo, hablemos. Te puedo ayudar a definir el enfoque de tus comunicaciones, para que realmente conecten con aquellos que importan.
Piensa que las marcas más memorables no intentan agradar a todo el mundo, solo a las personas adecuadas. ¿Estás listo para que tu mensaje resuene con quienes realmente importan? Hablemos.